miércoles, 4 de abril de 2012

CASAMIENTO


Una fusión eterna
Todo el que compartió con una pareja el día de su boda se asombra por el brillo que sale de sus rostros, reflejo de la inmensa felicidad que poseen. ¿Cual es el origen de esa felicidad?

Ellos se encuentran frente al desafío de crear, de formar con sus propias manos una nueva familia. Son consientes de la importancia de esta etapa de la vida, y del milagro del que son protagonistas: traer al mundo seres humanos formados por ellos mismos. Se dan cuenta de la importancia de tomar buenas decisiones, y de las consecuencias que trae equivocarse. Es por ello que el día de su boda, Di-os les borra todas las equivocaciones que cometieron hasta ese momento en sus vidas.

De allí es que es aconsejable pedirle al novio o a la novia una bendición: ellos se encuentran sumamente compenetrados con lo que es el milagro de estar vivos, y así, sus pedidos a Di-os son otorgados al instante.

Nuestros sabios afirman que "todo va detrás del principio". La conducta con la que cada uno se comporta con el otro en esos momentos y las metas a las que deciden dirigirse a futuro, deben ser elegidas con mucha sensibilidad ya que (como sucede con un niño) una pequeña herida en la concepción será una gran marca en el futuro.
¿Simplemente un contrato?

Podríamos definir al matrimonio como un contrato, pero sabemos que si dos personas no se aman, ningún contrato es lo suficientemente fuerte como para mantenerlos unidos. La pregunta que surge entonces es: ¿Cuál es el origen de esa poderosa atracción entre el hombre y la mujer?
"Di-os creó al hombre a su imagen... mujer y hombre los creó". Nuestros sabios explican que esto se refiere a la creación de "un solo individuo con dos caras"; Di-os creó un ser y luego lo separó en dos partes, las cuales pueden volver a unirse para hacerse uno.

Como individuo independiente, una persona quedaría sin compañía, sin estimulo, sin el potencial de crecer, sin ser uno verdaderamente. Hombre y mujer son atraídos mutuamente porque individualmente nos sentimos incompletos: estamos buscando nuestra mitad.
Valorar es valorarse

El éxito de cualquier empresa depende del valor que le demos. Gran parte de los problemas que hoy viven muchos matrimonios, comenzaron por no saber valorar la empresa que ambos -marido y mujer- constituyen.

El secreto para lograrlo

En hebreo, hombre se dice ISH y mujer IYSHA. Sus letras en común, forman la palabra "fuego". El hombre y la mujer son dos fuegos: con una ética que los una en un respeto mutuo, se incrementan entre sí; sin ella, se consumen el uno al otro.

Las letras que diferencian a estas palabras, forman el nombre de Di-os; es decir, que El, ademas de ser el creador de estas partes, es quien las hace diferentes para que sean un verdadero complemento. La pareja tiene en sus manos la posibilidad de hacer que con su armonía, Di-os esté entre ellos.
Entonces, la clave de un matrimonio exitoso es valorar su santidad: la unión física es temporal, tiene un fin; pero cuando una pareja decide que Di-os los entrelace espiritualmente, puede lograr una unión eterna.
Renovación: la clave de un matrimonio exitoso

Cada integrante de la pareja judía tiene sus obligaciones hacia su mitad, sin las cuales el matrimonio puede ser disuelto.

Entonces, ¿existe el divorcio en el judaísmo?

Si. Pero nuestros sabios afirman que cuando una pareja se separa, "D's llora".

Esta metáfora refiere a que la unión que una pareja logra al casarse, es única. En ese momento Di-os los hace uno; y divorciar es partir en dos esa unidad.
No es que Di-os se oponga a la separación (ya que hay veces que decidir tomar este paso es lo mejor para los dos) sino que es un final no querido por nadie, incluso para Di-os, quien solo busca que seamos felices en todo momento.

Es por eso que antes de tomar semejante decisión, se debe hacer lo imposible por encontrar la raíz original del problema e intentar una solución.
Estadísticamente, el matrimonio basado en los consejos del judaísmo es el que registra un número ínfimo de divorcios. ¿Es que se sienten obligados a seguir casados pase lo que pase, o realmente hay algo más?

Presenciemos una noche de Shabat en un hogar tradicionalista. Ella espera a su marido con las velas encendidas y con el empeño reflejado en la mesa de Shabat. El llega y comienza a cantarle "Eshet Jail" (Mujer virtuosa), alabandola por todas sus obras. Ellos tienen en sus manos la guía para poder volver a sentirse siempre como el día que se conocieron.

Ahora estamos en condiciones de entender que para el judaísmo, el matrimonio no solo es un hecho positivo sino que es considerado como el verdadero comienzo de la vida: "Toda persona que no se casa vive sin bienestar, sin bendición, sin alegría, sin paz, sin moral, y no se llama persona.

Aprender a convivir
Uno de los temas más importantes para la vida del judío es la conducta con la que debe comportarse en su matrimonio. No debemos olvidar que gran parte de los preceptos que la Torá determina están basados en la relación con el compañero. La pareja de la persona no sólo que está incluida en este grupo, sino que es el primer ser al que debemos aprender a tratar. Ella es la que, por excelencia, nos educa a relacionarnos con nuestro prójimo.

Imaginemos una pirámide. Supongámonos al pie de ella, parados en esquinas opuestas, a 2 personas. En lugar de que se encaminen una hacia la otra, podríamos pensar que cada uno sube la pirámide de su propio lado. Entre más se acerquen a la cima, naturalmente se acercaran uno al otro. Si los 2 están dispuestos a dejar atrás parte del pasado y a comenzar a subir la pirámide, entonces podrán comenzar a crear una verdadera cercanía. Una cercanía basada en la renovación mutua de la personalidad, para así poder alcanzar el punto en común que existe entre los 2.

En el matrimonio, el respeto y la valoración mutua hacia nuestra mitad (que es lo mismo que decir, hacia nosotros mismos) es la raíz primordial que permitirá alcanzar la alegría y la felicidad que cualquier pareja anhela.

En cualquier matrimonio existen distintas formas de pensar. Normalmente se cree que debería existir por naturaleza una vida de tranquilidad y sin peleas en el hogar. Según este criterio, lo anormal es la discusión y la intolerancia. Si analizamos con más profundidad nos daremos cuenta de que el razonamiento lógico es el contrario. Sólo con el esfuerzo y la superación continua se encontrará el Shalom.
El matrimonio como lección de vida

Otro concepto importante en relación al matrimonio implica una comprensión más profunda del ser humano y de nuestro lugar en el mundo. Di´s creó al mundo como un acto de bondad. Di-os no necesita nada de la creación.
Sin embargo, dado que Él es bueno, quiso tener a quien darle su bondad. Por lo tanto Él creó al mundo para poder dar. El ser humano es el receptor máximo aquel cuyas necesidades son superiores a resto de la naturaleza. Siempre esta acostumbrado a "tomar" cosas. Ya desde que nace llora para que sus necesidades básicas le puedan ser proveídas.

Pero también a diferencia del resto de las creaciones, es más que un simple receptor. Di´s le dio al hombre la capacidad de dar. De esta manera adquiere una dimensión espiritual y se eleva automáticamente por encima de la creación. El hecho de dar es la forma más elevada de imitar a Di-os.

El matrimonio es la base para empezar a dar. La esencia del amor esta en este concepto. La misma palabra en hebreo para amor (ahavah) contiene la palabra hav, que quiere decir ¨dar¨.
El amor que existe entre un hombre y una mujer se concentra en una cosa: dar sin esperar nada a cambio, sino solamente en el placer de saber que pudimos dar. El éxito de una pareja se logra cuando ambos transforman sus actos en actos de bondad, a pesar de que el instinto natural insista en querer recibir.

Cada vez que uno da algo de sí mismo, se vuelve realmente uno con su pareja. Entonces cuando el amor entre el hombre y la mujer es la clase de amor que produce una unión espiritual, ellos y su familia tienen la dicha de tener a Di-os en su propio hogar.

Basado en: Unidos en uno, Y serán un sólo cuerpo, Hacia una vida plena de sentido.

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